Te sobreviví,
te enumeré.
No hay que,
no hay quien
no podrán modificarme.
Ni que.
Ni quien me convenza,
no me pacificarán.
El magnifico
masticó mis entrañas,
la voz deseada, la lectura
y mis mansas costumbres.
Me quedé contigo
de tu mano y en tus artes
divino accidente fui
en tu apaciguada exactitud
buscada en la avenida grande.
Quien repetirá
misteriosamente cada alucinación
atada a mi cabeza?
Y si sucede la luz en la noche?
Y si veo otra vez el amor?
Madrid.
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