Y
Y los ojos del 24 de agosto
y los posibles ojos de otros
con un temprano sol
que amanecerá doblemente.
Y los balcones que cuelgan el amor
en primavera como helechos
Y el invierno también atrás
que a modo de campana
suele imaginario sonar.
Y todo lo que espero con la boca abierta
y lo que sueño que será en amarillo,
en naranja, amanece con tantos soles
como mi ventana puede soportar.
Los laureles de mis hijos
y mis ilustres amores, vestidos y
enmascarados
y el pelosuave y los ojosmansos
del que supe tantas veces nombrar.
Hoy no puedo decir todo
lo que queda por decir:
El espectáculo de las ciudades
el sello de Buenos Aires
y un alma casi verde y casi joven.
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