Torpeza casi gentil
de una cabeza que se expande
empeñada en el amor y
sus ilógicas formas.
Vístete de mí
o déjame en ese ánimo
de ayer, déjame quieta
que vivo yo -para que lo sepas-
demorada de continuo.
Pesa tu lengua caliente exigiéndome,
la mano que detrás
escondes con un dejillo de esa
posible eternidad que predices
en medio de un luto
como canto de 2 x 4,
como La soledad de Piazzolla
en compás prodigioso, solitario,
íntimamente de bandoneón.
Madrid.
1 comentario:
Me gusta Piazolla y me gustan tus poemas :-)
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