sábado, 29 de septiembre de 2007


No café
No diario
Si agua
No ruedos
No largos
Si naranjas
No cartones
No conflicto
Si hijos
No oro
No suelos
Si tigres
No temprano
No muerte
Si Dios
No silencio
No vanidad
Si Borges
No miedo
No frío
Si libros
No auto
No rotos
Si pies
No yo
No materia
Si día
Si noche
Si tarde
Y si hay noviembre,
pido verano.

Madrid.

La ventana

Me propuse descubrir
a través de la ventana
por la que aquella tarde
Bonnie contó que
daba a Buenos Aires:

Toda esa inseguridad
que produce el amor
y luego víctima.

¿No sé que duele más?
¿Si la ventana vacía,
la incertidumbre
o el cielo por fin desanublado?

Es terca la tristeza
tanto o más que las manías

Al fin lo que ignoraba
sobrevino en la mañana.

¡Que espanto tremendo es el desamor!


Madrid.

Ironías

Entre maniobras sueltas
tu nombre fanfarronea y
a fuerza de tiempo se olvida.

La muerte de tu oratoria
se excita en mi hambre
hasta ablandarme un recuerdo
la cama o una mano,
solo en momentos y a veces.

La angustia de tu nombre
-divina ironía-
que duelen en periodos
cada vez más cortos.


Madrid.

martes, 25 de septiembre de 2007

Vístete de mí

Torpeza casi gentil
de una cabeza que se expande
empeñada en el amor y
sus ilógicas formas.
Vístete de mí
o déjame en ese ánimo
de ayer, déjame quieta
que vivo yo -para que lo sepas-
demorada de continuo.
Pesa tu lengua caliente exigiéndome,
la mano que detrás
escondes con un dejillo de esa
posible eternidad que predices
en medio de un luto
como canto de 2 x 4,
como La soledad de Piazzolla
en compás prodigioso, solitario,
íntimamente de bandoneón.


Madrid.

lunes, 24 de septiembre de 2007

A cinco horas de la ciudad


Ambiciona la mar
ser una fabula eterna
una eterna continuidad
entre los libros de algunos
y los versos de otros.

Ruge feroz
y apacigua la soledad
de un invierno íntimo y
perseverante
que me cruza la esperanza,
las lecturas,
la precisión de la poética
que no tengo y jamás creo dominar.

Las dunas oscurecidas
a nadie llaman
y cortan dentro de tanta sequía
cualquier cosa que viva.

Yo miro la parodia de
estas amenazadas aguas
como se van haciendo vulnerables a
la penita del adoquín
que al pie resbala a cuatrocientos
pasos y cinco horas de la ciudad.

Madrid.



Dentro




Mi mujer dentro soporta:
Tu hombre fuera
Mi dedo en alto
La rabia de tu mar
Y la luz cortada en tiras.

Madrid

Como si

Me demandas y me
gastas el cuerpo
como si todo fuera tuyo.

Me robas y contemplas
quebranta cualquier argumento
sentado en una silla
apoyado en una mesa.

Y Me desayunas
Y Me almuerzas
Y me cenas, inútilmente
-ya te digo y no me importa-
como si fuera toda tuya.

Madrid.

domingo, 23 de septiembre de 2007

Hasta el sábado

Que no sábado por mágico
ha de ser amor.
¿No que no, señor?

Públicas las luces
de la plaza a veces oscurecen
mientras él con su mano
sostiene el cuerpo apoyado
en el mundo.

Acto de sentir como
las góndolas en el agua, el corazón.

Que no por único
Que no por hermosísimo
Que no por domingo en tarde
ha de ser amor.
¿No que no, Señor?



Madrid.

sábado, 22 de septiembre de 2007

El Faro




El faro en partes
según sea la luz
ha de mostrarse.

Muerte
piedras,
dioses
y a unos metros,
graciosamente el asfalto helándose.

Cayó el verano
dejó torres atrás
que crecen por si mismas
arrebatadas, creídas eternas.

Pensar que en mi queja
yo soy como ellos
y otras como otros
señal del éxtasis
que compra el verano.

Entre estas ruinas
galantean mis curvas,
las manos asadas
en el fuego y el terror
de tus amorosos
sueños vacíos farolera ciudad.


Madrid.

Devota


He de romperte
en esas noches lisas
y blancas que ya conoces.

Seductor de cada
parte mía
con esas celadas
manos y muecas.

Distante
Frío
Sutil y otro.

Acampanadas palabras
vacilante intolerancia.
Otra vez vuelas,
en un cerrado instante:
Dilatado
Taciturno y agrio.



Madrid. “Devota”

Demencia




Demencia,
alucinaciones rojas,
estruja mi alma
cuando yo te sea.

Baten sus espetones los pinos
siempre dentro del pinar
nunca lejos de él.

Tolero tu mascullo
de señales inapropiadas
y a ti fuera de ti
hazme este bien:
Ámame.

Madrid.

De un costado



De un costado
me nacen como ramas
los juramentos y las costumbres
de mis frívolas prácticas.

Se me sienta en la cama
el enemigo y con su dedo
me señala la cabeza,
pero tengo tan venido el corazón
y sabidas las profecías,
que por morbo
solo me agita.

Tengo el corazón venido
-ya dije-
Y el alma pronta a la conquista.



Madrid.

De tus gestos


De tus gestos
nacen otros como
pájaros de dobles alas,
picando al deseo
en el cráneo desnudo.

Dando justicia y culpa
al amor por las rimas.

Insitas a mi poesía
la seduces y la traes
a campos cuadrados
cargados de plusvalía.


Es sueño y cadáveres
para el otro la imagen
para mí el cadáver
de la muerte en tu
redondez sencilla
y el gusto por mis ojos violentos
que han de hostigarme
para escribir y culparte.


Madrid.

Cuantas ganancias


¡Cuantas ganancias
te has bebido
como la savia verdeclorofílica!
Corrupción que se
sufre animosa y
deleitadamente.


Madrid.

Cruzando





Cruzando la calle
veo lo que soy,
los acentos emotivos
por los costados y los frentes
de algunos.
A viejos soles, yo,
temprana y posible.

Entre tiempos de cárcel
jugar con el dedo esquizofrénico en
el calendario de mi cabeza y sumar
con exactitud los días que le faltan al
elusivo amor truncado a fierros.

Rosa o azul
una fulana casi loca
de caras o rostros ambiguos
esa minita malgastada,
una culposa quieta,
un dedo erguido apenas.



Madrid.


Casas y edificios de letras




Casa y edificios de letras
árboles trenzados detrás de mí
zumban dentro de esta
supersticiosa ciudad cada vez más alta.

Mi locura va y vuelve con las manos
en la cintura presumiendo
un sostenido eterno de “yo”,
atravesada tengo la cabeza
por ficciones de otro Argentino.

Con el revés del arte describir
el rojo y el tigre
la callecita torcida, y el mar embotellado
¡Que lo parió!
Describir esto que siento -sin saber que es-
acomodarme el alma que intento.


Madrid.

.



Caballos y Camellos


Me anduve el mundo
y caminé kilómetros
monté caballos y camellos
comí en la arena
y ni una vez dormí.

Mi naturaleza no me
permite amar
más que mi propia sangre
y deambular entre fantasmas
de idealismos y
simplicidades que argumentan
vanaglorias traumáticas.

Quiero soltarme la vida
y dejar que la buena niñez
que me dio mi padre y mi madre
sea gracia alguna vez en mí
pero finge cada cosa en mí finge
sufre todo en mi se sufre
por necesidad o costumbre.


Madrid.

Asterión








Asterión duerme y
silencia la casa
sueña con los ojos cerrados
que su inmortalidad acaba,
volviéndose una modesta minucia
de una presuntuosa mansión.

Juega Asterión a ser que no es
pasea entre sus muros y torres,
las fuentes pierden agua
para mojar sus pies cuando el pasa.

¡Tantas puertas eres tú!
Mi querido hombre de plata
quien te ha creado te trajo
para que en mí gimas.

Cuelgan de las azoteas versos,
¡El exceso me confunde!
Cuelgan como por sus cabezas,
a raíz de tal galantería el
Amor sólo se asume.



Madrid.


Apaciguo aún mi inquietud


Apaciguo aún mi quietud.

Divago entre matices

Tropiezo con palabras
y las dulces manos
que me han secuestrado.

Ando impaciente
soportando la revolución
de mi incertidumbre
que solo se calma
cuando los espantos
se trazan sobre el blanco.



Madrid.




Conversación de uno solo

Conversación de uno solo

Vos sabés che
que yo necesito
decirte quien soy,
afectándome poco
el melodrama de unos versos
académicos, que a fuerza
esta tarde me resisto a merendar.

¡Afuera hoy la luna y los héroes!
…y la pregunta poco inteligente
que entre dientes repetís:
-Vos qué me decís?

Pasó de pronto la hora de
mi retórica bronca
y caras ajeadas.
Necesito decirte –también-
lo que no soy
y luego lo ignores.

Sabés, yo tengo el “tú” quebrado
desde que fui
y una política lisonjera y rabiosa
enferma como perro, en la boca

Yo te pregunto si es que soy:
una minita apenas blanca o
una desamorada que no ejerce belleza.
Yo necesito preguntarte eso.

Madriguera de ilusiones
un temor en y de colectivo
una secuencia de sueños que
en la niñez me enlaberintó.

Vos sabés che
que a propósito me pierdo
y suelo insolente
callarme porque sí.

Diáspora de mi alma espiralada
que en la arena dibuja
el rostro de otros con el dedo suyo
mientras mis todas otras mujeres
calladas oyen detrás
una terrible mortificación que repite:
-Vos, con todo esto, ahora,
qué me querés decir? Madrid.






.

jueves, 20 de septiembre de 2007

Ayer Buenos Aires




Tiranía púrpura
sangre que se sujeta
a dientes en
callesdecallejones valientes
de teatro y represión
en una profunda melancolía
espesa donde van callando
los poetas al hablar.

Caminitos apretados,
donde el azul y el oro se anuncian
por momentos sobre la patria
y mis divagantes bosquejos.

Una fuente que se extiende
en lenguas y fullerías
con un vaivén de piehombre
sobre piernamujer
trabando y destrabando
exacto en el adoquín.

Y aún sobre Piadosos Aires
en medio de todo ese todo nada,
la extrañeza de un silbido
que dice siempre lo mismo
y callarlo de nada valdría.

Sabés lo que siento
y que no puedo echarelvistazo
ni apasionarme dentro
de esté maldito círculo metafórico.

Madrid. “Ayer Buenos Aires”